Balanced Scorecard (Cuadro de Mando Integral o Tablero de
Control) Balanced Scorecard (Cuadro de Mando Integral o Tablero
de Control) Numerosos estudios llevados a cabo en diversas
empresas han determinado que resulta más importante la capacidad
para ejecutar una estrategia que la definición de la estrategia
en sí misma. Dicho de otra manera, resulta erróneo pensar que lo
único que hace falta para tener éxito es contar con una
estrategia adecuada.
Una encuesta llevada a cabo entre
consultores de empresas indicó que sólo el 10% de las
estrategias formuladas correctamente eran aplicadas con éxito.
¿Cuál es entonces la causa por la cual algunas
organizaciones enfrenten problemas al momento de llevar a la
práctica estrategias correctamente formuladas?
Las
estrategias de las organizaciones son cada vez más dinámicas y
cambiantes, no obstante las herramientas para medirlas no. En
una economía preponderantemente industrial, las empresas creaban
valor a partir de sus activos materiales, sometidos a una cierta
transformación física. Hacia 1982, los activos tangibles
representaban el 62% del valor de mercado de las organizaciones
industriales. Para 1992 esta proporción descendió hasta un 38%,
mientras que estimaciones más actuales indican que los activos
tangibles representan en nuestros días entre el 10 al 15% del
valor de mercado de las empresas.
Teniendo en cuenta lo
expuesto se puede comprender que la creación de valor de las
empresas pasa cada vez más por la dirección estratégica con base
en el conocimiento desplegado por los activos intangibles de la
empresa, tales como las relaciones con los clientes, productos y
servicios innovadores, procesos operativos eficaces de alta
calidad, tecnología de la información y también las capacidades,
habilidades y motivaciones de los empleados.
Durante los
tiempos de las empresas en las cuales predominaban los activos
tangibles, los indicadores financieros eran los adecuados para
registrar las inversiones en materiales, propiedades,
instalaciones y equipos de las empresas. Sin embargo, en
nuestros días, cuando los activos intangibles son la fuente más
importante de ventaja competitiva, surge la necesidad de contar
con herramientas que puedan describir los activos basados en
conocimiento y las estrategias de creación de valor que estos
activos generan.
Las organizaciones modernas requieren
un nuevo tipo de sistema de dirección, diseñado para ejecutar la
estrategia, no la táctica. En la actualidad las instituciones
suelen operar a través de unidades de negocio descentralizadas y
de equipos que se hallan mucho más cerca del cliente. Es en
estas organizaciones en las cuales se reconoce que la ventaja
competitiva proviene más del conocimiento, las capacidades y las
relaciones intangibles creadas por los empleados que de las
inversiones en activos físicos.
La aplicación de la
estrategia requiere que todos los empleados, tanto de las
unidades de negocio como de las áreas de apoyo estén alineados y
vinculados con la misma. Asimismo, debido a los rápidos cambios
tecnológicos, de competidores como así también regulatorios, la
formulación y aplicación de la estrategia debe ser un proceso
continuo y participativo. Las empresas de hoy requieren de un
lenguaje que les permita comunicar la estrategia, como así
también procesos y sistemas que les ayuden a implementarla y
obtener información y retroalimentación sobre ella.
Para
que una empresa sea exitosa, la estrategia debe ser parte
fundamental del trabajo diario de todos los componentes de la
organización. El basarse exclusivamente en indicadores
financieros como sistema de gestión llevaba a las empresas a
cometer muchos errores. Los indicadores financieros son datos
tardíos, que informan sobre las consecuencias de acciones
pasadas. El confiar exclusivamente en indicadores financieros
puede dar lugar a comportamientos de muy corto plazo,
sacrificando la creación de valor a largo plazo.
¿Cuáles
son entonces los indicadores apropiados de los resultados
futuros? Obviamente aquellos que nos permiten “medir la
estrategia”.
El Balanced Scorecard (BSC) (Cuadro de Mando
Integral o Tablero de Control) es una herramienta para la
dirección estratégica, o sea una herramienta para hacer frente
al 90% de los fracasos. El BSC complementa los indicadores
financieros tradicionales con criterios de medición de desempeño
orientados a tres perspectivas adicionales: la de los clientes,
la de los procesos internos y la del aprendizaje y crecimiento.
Debemos ver al BSC no como un reemplazo de los
indicadores financieros sino como su complemento. No obstante,
podemos también considerar el BSC como un nuevo sistema de
dirección estratégica. Utilizado de esta manera, el BSC
evidencia las deficiencias en los sistemas de dirección
tradicionales, básicamente a través de la dificultad de estos
para relacionar las estrategias de largo plazo con las acciones
de corto plazo. Es común observar que muchas compañías ponen
énfasis sólo en medidas financieras de corto plazo, no
considerando el largo plazo, situación que a menudo genera
serias limitaciones en el desarrollo de las estrategias.
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